Mediterráneo, marzo 2014
Hubo
una vez un espabilado, era pescador y salía todos
los días con su bote a remo, era un gran observador por lo que
pronto se dio cuenta que por las mañanitas casi siempre había una
brisa que soplaba en la misma dirección en la que él debía remar
hacía sus puntos de pesca... y pensó que tenía que aprovechar ese
fenómeno, ya que así ahorraría tiempo y energías.
Lo
comentó con algunos amigos, unos le dieron por loco, otros se rieron
de él y unos pocos lo ignoraron... pero hubo un par que le
escucharon con atención, enseguida se implicaron y de pronto estaban
ideando un sistema para hacerlo. Le pusieron un palo al bote ( el
primer mástil), para lo cual tuvieron que ir al bosque, escoger
madera buena, cortarla, prepararla... Luego aprovecharon unas telas
viejas (las primeras velas) y pensaron la mejor manera de coserlas y
colocarlas para poder aprovechar ese vientecito mañanero.
Al
cabo de unos días, salieron los tres amigos en su bote, como cada
día, al mar a buscar los peces que alimentaban las bocas de sus
allegados. Pero ese día fue especial, no tuvieron que remar al
hacerse a la Mar, llegaron más pronto y casi sin esfuerzo a los
fondeaderos.. así nació la navegación a vela.
Esa
misma técnica se extendió como la pólvora.... y se usó en todo
tipo de embarcaciones...
Toda
una revolución que duró siglos.
Con
los años, aparecieron personas que se interesaron e involucraron a
fondo en el tema.... se diseñaron nuevos cascos y nuevas velas....
siempre teniendo como punto de partida la observación de la
Naturaleza: Los pájaros dieron ideas para el diseño de nuevas
velas... los árboles dieron su madera para la construcción de
nuevos cascos, mástiles y botavaras... el cáñamo hizo que las
escotas, las drizas y demás cabos fueran resistentes y duraderos...
se probaron distintas telas para confeccionar las primeras velas:
lino, algodón...
La
historia cuenta que los egipcios fueron los primeros constructores de
barcos a vela de los que se tiene noticias. La primera fuente gráfica
de estas naves data de alrededor del 3200 a 2700 a .d. C. y lo más
probable es que los barcos de esta clase llevaran utilizándose bastante tiempo. Se piensa que no sólo los utilizaban para navegar
por el Nilo, sino que también se lanzaron al mar abierto, ya que
existen indicios que señalan su presencia sobre los mares en
pinturas murales.
Los barcos fenicios
estaban hechos de maderas resistentes, como el cedro, pino, encino y
ciprés.
Desde
el año 600 a.c. se ha documentado la presencia del junco, posiblemente una de las embarcaciones a vela mas antiguas del mundo,
y una de las pocas que aún se mantienen en uso, el casco posee una
popa corta y carece de quilla.
Durante
los siglos XV y XVI aparecieron muchos tipos de naves:
carracas,
carabelas,
pinazas,
El uso de la brújula se generalizó y
posibilitó los viajes cada vez más largos .
Las
carracas, que españoles, portugueses y venecianos usaban para
transportar mercancías, tenían a menudo cuarenta metros de eslora. A finales del XVII aparecieron el falucho, con dos palos y aparejo latino, y la tartana, con un solo palo dispuesto en candela. Una variante de todos estos tipos fue el laúd, que todavía navega en algunos lugares. En el Mediterráneo hubo una gran variedad de veleros, puede decirse que los veleros medievales fueron sustituidos por los jabeques.
Luego aparecieron los pingues,
bombardas
y polacras
que perduraron hasta el S. XIX. El jabeque en particular, con sus dos o tres palos y velas latinas, fue un descendiente directo de la galera y alcanzó gran difusión en el mediterráneo central y occidental. Con su elevada velocidad y facilidad de maniobra, no sólo servía como nave de carga sino también de guerra, y de hecho era el tipo usado por los corsarios y piratas berberiscos en sus correrías por las costas cristianas.
Los franceses
sobresalieron en la arquitectura naval. Sus naves aventajaron en
tonelaje y velocidad a las de otras naciones, sobre todo en los
siglos XVII y XVIII.
Luego aparecieron los pingues,
y polacras
que perduraron hasta el S. XIX. El jabeque en particular, con sus dos o tres palos y velas latinas, fue un descendiente directo de la galera y alcanzó gran difusión en el mediterráneo central y occidental. Con su elevada velocidad y facilidad de maniobra, no sólo servía como nave de carga sino también de guerra, y de hecho era el tipo usado por los corsarios y piratas berberiscos en sus correrías por las costas cristianas.
Otro tipo de nave mediterránea era el pingue, y el pingue genovés. Este velero tenía una popa muy elevada, aparejo muy particular: Trinquete con tres o cuatro velas cuadras, mientras que en los palos mayor y mesana largaba velas latinas.
Cuando
ingleses, portugueses y holandeses intensificaron la búsqueda de
productos orientales, las naciones europeas crearon compañías
comerciales rivales.
Al incrementarse el comercio con Oriente, se necesitaron naves más rápidas para el transporte de té, especias, café. Así nacieron los afamados clippers que gracias a su velocidad (alcanzaban los 20 nudos) permitían llegar antes a su destino lo cual se traducía en un mejor precio para la mercadería y un mejor negocio para la compañía que arribaba primero. Podemos considerarlos los primeros barcos de regata??...
La vela mas antigua conocida es la vela cuadra, también llamada redonda, que puede llegar a ser de forma trapezoidal. El tipo de vela cuadra, recibe el viento desde la popa, debido a su gran superficie y por su forma no es capaz de ceñir el viento, esto es navegar formando un ángulo menor a los 90 grados respecto a la dirección del viento.
En
el afán de poder navegar remontando al viento, aparecen las velas triangulares también llamadas
latinas, de cuchillo o áuricas, que permitían ceñir, o sea, navegar en ángulos menores a los 90 grados,
incluso llegando hasta los 45.
Se
cree que el origen de la vela triangular data del siglo III, en el
océano Indico. La vela latina posiblemente fue de origen árabe o polinesio y de éstas se deriva la llamada vela latina
mediterránea y vela latina de las Bermudas o bermudina.
A
partir de la aparición de los barcos a vapor, poco a poco el uso de
las velas fue disminuyendo... para desgracia de las personas, del
Mar y de la la madre Tierra.
Como
siempre, los intereses económicos, las prisas y la inconsciencia
ecológica ayudaron a su casi desaparición. A día de hoy el uso de
las embarcaciones a vela para tareas de pesca y transporte se han
visto reducidas a la nada.... ya se usan sólo en pequeñas
comunidades e islas.
Este
cambio dio paso a la era de la vela moderna.... donde el uso de los
barcos a vela se ha visto relegado a su uso en competición (regatas), como entretenimiento, placer y terapia... No obstante los cascos, jarcias y velas han evolucionado de tal manera que no descarto que algún día, no tan lejano, la navegación a vela retome su máximo esplendor...
Ferran
Martínez para Sailing Roots
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