LOS
GITANOS DEL MAR : BAJAU y/o MOKEN
Los
moken son diferentes. Desconocen las prisas, el estrés, el concepto
del tiempo... Saben lo que es un reloj pero ignoran el modo en que se
usa. Habitan en las costas de Tailandia con las mismas tradiciones
que aprendieron de sus ancestros, donde también se les conoce como
"gitanos del mar", por su sabiduría acerca de la vida en
el agua. En 2004, cuando un tsunami provocó miles de víctimas en el
sudeste asiático, los moken huyeron a tiempo gracias a sus
conocimientos sobre el mar. Entonces, los medios se fijaron en ellos,
y comenzaron a recibir atención y ayuda.
Los
"gitanos del mar" -también llamados "nómadas del
mar"- o, lo que es los mismo, la tribu de los moken, son un
pueblo de costumbres. Aunque el paso del tiempo ha introducido
pequeños cambios en su modo de vida, los rasgos básicos se
mantienen enraizados en el pasado.
En
cualquier caso los “sea gypsies” siempre han contemplado el mar
no sólo como su principal fuente de alimentación sino también como
su espacio vital. Nacen en el mar, crecen sobre el mar y viven
exclusivamente del mar. Sólo cuando fallecen y son enterrados existe
una conexión real con la tierra.
Sus cuerpos son depositados a lo
largo de un ataúd que adquiere la forma de una embarcación. Esta
asociación con la muerte explica porque los Bajau siempre intentan
dormir cruzados a bordo de sus embarcaciones. Para ellos, éstas son
al mismo tiempo un sistema de transporte para desplazarse por el
archipiélago y un hogar donde compartir con la familia un sistema de
producción colectivo.
Y aquellos que han hecho la
transición a una forma de vida relativamente más estable, insisten en construir sus viviendas literalmente
encima del agua, habitualmente sobre un arrecife costero.
La
pesca es siempre una actividad familiar. Pescar juntos hombre y mujer
para la propia subsistencia y para obtener algún ingreso con las
capturas sobrantes forma parte de la identidad de los Bajau. De hecho
cuando dos miembros de la comunidad comparten embarcación ya se
considera un matrimonio y el éxito de la pareja se valorará según
el rendimiento obtenido.
Cada embarcación acoge habitualmente un
núcleo familiar con una media de cinco o seis individuos. La familia
se convierte de este modo en una unidad económica independiente que
debe convivir y trabajar diariamente en un espacio limitado. Aunque
el tamaño de las embarcaciones es muy variable, en Malasia e
Indonesia son habituales esloras de unos 10 metros con zonas
protegidas para el descanso y hornos portátiles de arcilla como
elemento básico para preparar las capturas.
Después
de buscar pacientemente en la selva litoral, día tras día, durante
meses, el árbol que le iba a permitir fabricar su kabang (barco),
Salama Jathale lo encontró al fin.
La
elección es importante. Durante los próximos 20 años, el
barco le servirá de vehículo, de casa, de herramienta de pesca, de
lugar donde nacer o, llegado el caso, morir. Sólo algunas
especies de árboles son aptas para esta tarea, como
el rakam (Salacca
wallichiana) y un árbol local denominado mai
pan.
Si estuviera hecho de otros árboles el barco no tendría el peso
adecuado, explica Salama, nómada del mar y miembro de la tribu de
los moken, que vive en las islas urin del mar de Andaman, situadas a
la altura de la costa tailandesa.
El
tronco seleccionado se tallará bastamente en forma de barco y
después se sumergirá en el agua y se calentará para que se
amplíe. Posteriormente se “asará” en un fuego de leña
de tanai (una
especie de sapotaceae no
inventariada), lo cual ennegrecerá la parte inferior del barco y la
protegerá del ataque de los percebes. La vela se fabricará con
hojas de"toei
naam pandanus".
Para
esta tribu, la construcción de barcos es una ciencia y un arte al
mismo tiempo. Las técnicas que utiliza se transmiten de generación
en generación, perpetuando la experiencia y la habilidad
ancestrales.
Los moken dependen de otros muchos
productos forestales. Según el doctor Narumon Hinshiranan,
antropólogo de la Universidad Chulalongkorn de Bangkok, y
especialista en los moken, la tribu utiliza cerca de 80 especies
vegetales para alimentarse, 28 para curarse, 53 para construir y
otras 42 con distintos fines, como la fabricación de objetos
artesanales.
El "morloon",
una planta local, se emplea para hacer un fuego cuyo calor sirve para
curar a las mujeres después del parto. La corteza del "yaa
thale" se
mezcla con agua hervida y se utiliza para bañar a los niños
enfermos”, explica Aroon Thaewchatturat, otro investigador
interesado en los moken. Las plantas también sirven para divertirse:
el "kating",
parecido al violín, se fabrica a partir de bambúes. Los moken
también aprenden a escoger los materiales adecuados para construir
las casas y utilizan el "pandanus" para
trenzar esteras y cajas.
Los moken son una de las últimas
tribus del mar que vive de manera tradicional en Thailandia. La
tribu de Salama se instaló en las islas Surin hace unos 60 años,
cuando la situación política de Myanmar (antigua Birmania) la
obligó a abandonar sus recorridos marítimos tradicionales por las
costas de Myanmar y de Thailandi
Su
actividad pesquera es muy variable en función de corrientes,
vientos, migraciones y ciclos lunares, comprendiendo más de 200
especies, aunque actualmente el trepang, una especie de holoturia o
pepino de mar, es la captura más codiciada y el principal motivo de
que los Bajau estén en determinadas zonas. Aunque el aspecto del
trepang no sea especialmente atractivo, y menos aún si decidiéramos
presionar su blanda estructura, en la cercana China se le considera
un verdadero delicatessen al cual se atribuyen también propiedades
medicinales. Los sea gypsies son capaces de sumergirse en apnea hasta
30 m. de profundidad para capturarlos.
Los
utensilios que utilizan para la pesca están formados básicamente
por una variada colección de fusiles, arpones y lanzas. Hay que
tener en cuenta que aunque su construcción es muy rudimentaria la
efectividad está fuera de toda duda. Lo primero que uno piensa
observando a un pescador Bajau bajo el agua es si tiene realmente
sentido en determinados entornos la obsesión occidental por el
desarrollo continuo de nuevas tecnologías. Armado con un fusil de
madera de tan sólo 50 cm. mi amigo nómada me demostró en cerca de
una hora cómo se puede conseguir una efectividad de casi el 100% con
peces de pequeño y mediano tamaño. Para conseguir una visión
suficiente bajo el agua la sofisticación tampoco es muy evidente en
las gafas que utiliza. Dos piezas de madera con diminutos cristales
incrustados y una tira de caucho que ayuda a sujetarlas en la cabeza
es todo lo que hace falta para acechar las presas.
Además
los costes de fabricación son mínimos si tenemos en cuenta que la
madera se obtiene de los bosques tropicales o de los abundantes
manglares de la zona. Sólo tienen que adquirir el metal y el nylon
necesario aunque en muchas ocasiones incluso reciclan materiales como
neumáticos y otros utensilios metálicos a su alcance.
Para
piezas de mayor tamaño, como las tortugas o los dugongs, una especie
de vaca de mar emparentada con los manatees, utilizan unos arpones de
un solo diente de metal ensamblado a un largo mástil de madera o
bamboo.
Trabajo
en equipo
Hombres
y mujeres acostumbran a compartir responsabilidades en la utilización
de armamento para la pesca submarina, una actividad que llevan a cabo
conjuntamente por la noche y habitualmemte en zonas de aguas claras y
poco profundas. Con la ayuda de la luz de la luna y en su defecto de
alguna antorcha situada en la proa de la embarcación, el hombre se
mantiene al acecho en la superficie esperando que los peces se
sientan atraídos por la luz mientras la mujer dirige la embarcación
hacia la posición más adecuada. Para capturas más pequeñas la
pareja sitúa la embarcación cerca de la orilla esperando que baje
la marea y arrastre hacia ellos gran cantidad de peces que en esa
situación serán mucho más fáciles de arponear.
Una vez
resueltas las necesidades familiares la pareja intentará vender o
intercambiar las capturas sobrantes por otros bienes como arroz,
azúcar, sal, café, cigarrillos o incluso joyas. Algunas veces se
tratará de algo tan simple como amarrar la embarcación en la tienda
de algún comerciante intentado entre ambos conseguir el mejor
acuerdo y en otras ocasiones un miembro de la pareja vigilará la
embarcación mientras el otro desembarcará para negociar la venta.
En cualquier caso se ha podido comprobar que normalmente son las
mujeres las que administran los asuntos financieros del negocio, por
ser más disciplinadas y tener mucho más claras las prioridades
familiares. Esto hace que en las comunidades Bajau la presencia de la
mujer sea muy respetada no tan sólo por sus habilidades en la pesca
sino también por su capacidad de autosuficiencia y de imponer su
autoridad en las decisiones colectivas.
En definitiva, la
belleza de los archipiélagos de Indonesia es sin duda el marco ideal
para la supervivencia de los amigables Bajau. Pero en cualquier caso
habrá que observar si la creciente introducción de actividades de
ecoturismo y programas educativos como los que organiza Operación
Wallacea en la isla de Hoga, próxima a Kaledupa, tendrá algún
impacto negativo en su forma de vida. Por ahora, y tras seis años
ininterrumpidos de ecoturistas e investigaciones culturales ni tan
solo se ha organizado en la zona un negocio de productos artesanos
para vender a los todavía escasos visitantes. Si la amenaza del
cambio climático no se hace efectiva y se consiguen controlar
algunas actividades irrespetuosas con el medio ambiente como el uso
de dinamita y cianuro en la pesca de especies de arrecife, bien
seguro que seguiremos disfrutando mucho tiempo de estos únicos e
incomparables compañeros de buceo.
Los
Bajau de Indonesia
LOCALIZACIÓN: Básicamente
en las islas y distritos costeros de Sulawesi, dode viven en colonias
cerca de Manado, Anbogaya y Kendari. También en las islas de Baggai,
Sula y Togian y a lo largo de la costa de
Makassar
POBLACIÓN: 90.000
IDIOMA: Bajau
( Moken)
RELIGIÓN: Musulmanes (
99% ) Cristianos ( 1% )
Fragmento de un documental muy interesante:
Ferran Martínez para Sailing Roots