jueves, 29 de mayo de 2014

LA EXPEDICIÓN DE LA "KON-TIKI"

Solamente he navegado una vez en un velero. Soy hombre de tierra. Sin embargo entre los libros que he leído a lo largo de mi vida, hay unos cuantos que me han entusiasmado, y todos son aventuras en una barco y en el mar.

Historias como: “Veinte mil leguas de viaje submarino” de Julio Verne, “Moby Dick” de Herman Melville, “El viejo y el mar” de Ernest Hemingway, “La Odisea” de Homero, “Robinson Crusoe” de Daniel Defoe, “La isla del tesoro” de Robert Louis Stevenson, y algunos más que ahora no recuerdo. Pero hay dos especialmente los que me han transportado a su presente en su pasado, dos hechos verídicos y no de historia de ficción. El primero, aquella expedición de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, escrito por Antonio Pigafetta, “Primer viaje en torno del globo”, que dió la leyenda de “Primus circumdedisti me”. El segundo libro, que es el objeto de este escrito es: “La expedición de la “Kon-Tiki” de Thor Heyerdahl.

El libro en cuestión lo leí en mi adolescencia, tengo una edición de 1959.

Narra la travesía en balsa de seis hombres durante 101 días, del 28 de abril hasta el 7 de agosto de 1947. 7000 kilómetros por el océano Pacífico. Desde el puerto del Callao en Perú hasta el atolón de Raroia, en las islas Tuamotu. Pero ¿porque hacer esta travesía? ¿un capricho humano? No. Thor Heyerdahl quiso demostrar una teoría científica, un hecho real del ser humano. Una parte de la vida en este planeta tierra inundado de agua. El mar forma parte de la vida en el planeta y el ser humano como parte de él lo hace suyo, lo ama y lo acepta como vehículo para desplazarse por el. El mar no es una barrera. Saber que el ser humano lucha por saber quien es, que hace aquí en la tierra, a donde va en esta esfera y en esta expedición alrededor del sistema solar, y éste alrededor de la galaxia y ésta alrededor de... lo hace inmenso, lo hace grande.

Thor Heyerdahl quiso dejarse llevar por los vientos alisios y la corriente marina de Humboldt, tal y como nos narra en su libro: “Es de presumir que cuando Kon-Tiki salió de la costa del Perú, después de su derrota a orillas del lago Titicaca, debió tener en la mente uno de los dos objetos siguientes: como representante espiritual del sol ante un pueblo que sólo adoraba a éste, es muy probable que se aventurara a ir directamente mar afuera para seguir el sol en su diario viaje a occidente, con la esperanza de encontrar un nuevo y más pacífico país. Su otra alternativa era remontar con sus balsas la costa de Sudamérica para desembarcar más al norte y fundar un nuevo reino fuera del alcance de sus perseguidores. Al apartarse de los peligros de la rocosa costa y de las tribus hostiles que la ocupaban, debió de caer, como nosotros, bajo la influencia de los vientos alisios del sudeste y de la corriente de Humboldt, y ya en poder de los elementos, derivaría en el mismo gran semicírculo orientado a poniente.”


Heyerdahl hizo construir una balsa, la Kon-Tiki, fiel imitación de los modelos precolombinos.

Pero aquí no quiero explicar o hacer un resumen de lo narrado y vivido. Dejo a los lectores de http://sailingroots.blogspot.com.es/ la busqueda de la aventura narrativa. Existe el libro, existe un documental de la expedición filmado por el mismo Heyerdahl que obtuvo el Oscar al mejor documental en 1951. Recientemente, el año pasado, se estrenó la película. (Al final hago un anexo de información).

El objeto de este escrito es decir que la grandiosidad del ser humano radica en que se percate de saber donde habita. Que el planeta donde vive se mueve. Que igual que hay un macrocosmos hay un microcosmos. Creo que la expedición de la Kon-Tiki es la verificación del empeño del ser humano por saber, conocer, experimentar, de mostrar y enseñar a sus semejantes que la memoria colectiva del pasado vive en nuestro presente y configuran instante a instante el futuro. Si un ser humano transmite de palabra a otro ser humano lo que le transmitieron a él de lo que fue y es; ¿no es la constatación del hecho de ser?

Lo que nos impide discernir son las barreras que el propio ser humano pone a sus semejantes. Heyerdahl lo sabe, lo escribe en su libro: “Los problemas del transporte son hoy distintos de los de la época incaica. Ahora tenemos aviones, automóviles y agencias de viajes, mas para no hacer las cosas tan fáciles, hay también unos obstáculos llamados fronteras, con matones uniformados que ponen en duda nuestros comprobantes, maltratan nuestro equipaje y nos abruman con papeles sellados, si tenemos la suerte de poder colarnos…”.

Y sus pensamientos desde el avión que lo llevaba a Lima reflexiona sobre sus compañeros de viaje y el ego humano: “Ninguno de estos hombres se había conocido antes y todos eran de tipo diferente. Siendo esto así, seguramente pasaríamos algunas semanas en la balsa antes de cansarnos unos a otros con nuestras historias. Ni un cielo tormentoso con baja presión, ni los vientos huracanados habrían sido más amenazadores para nosotros que el peligro de una tormenta psíquica entre seis hombres encerrados juntos durante meses en una balsa a la deriva. En tales circunstancias, un buen chiste podía ser tan valioso como un chaleco salvavidas”.


Una parte vital, una cuestión humana y radical aquí en la tierra es lo que hacer nutrir al cuerpo humano: el agua y la comida. Dos realidades que siempre han sido los detonantes de invasiones, usurpaciones, conquistas y guerras.

¿Cómo sobrevivir en un viaje de 101 días en una “pae-pae” a merced de los vientos alisios y las corrientes marinas? La expedición de la Kon-Tiki tuvo dos diferentes dietas a bordo. La del siglo XX con la que se proveyó con paquetes de provisiones, principalmente latas y la dieta del siglo V y actual que es la nutrición por la pesca. Cuenta Heyerdahl que los paquetes de provisiones especiales que colocaron bajo la cubierta de bambú entre los troncos transversales, sobre todo las latas herméticamente selladas se estropearon por infiltración del agua salada que continuamente el mar las bañaba.

Y continúa su relato comentando que: “En su viaje original, Kon-Tiki (siglo V) no tenía latas herméticamente cerradas. Sin embargo, no tuvo problemas alimenticios. En aquellos días, lo mismo que ahora, los aprovisionamientos consistían en lo que los viajeros llevaban consigo de tierra y lo que pudieran obtener durante el viaje…”…“ ….Ni un solo día durante todo el viaje faltaron peces nadando junto a la balsa, al alcance de la mano. Raro fue el día en que no vinieran a bordo un cierto número de peces voladores, por propia iniciativa. Sucedió incluso que hermosos bonitos subieron a la balsa con las grandes masas de agua que entraban por la popa y se quedaron allí moviéndose convulsivamente cuando el agua se escurría entre los troncos como a través de un cedazo. Era, pues, imposible morirse de hambre.”

¡Imposible morirse de hambre! ¡El ser humano, aquí en la tierra es imposible que muera de hambre!

Doy las gracias a los navegantes de Sailing Roots por su andadura y que su vida sea larga, llena de venturas y conocimientos.



Pablo Aguilera colaborando para SailingRoots

Información anexa:

El libro:
http://www.google.es/urla=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&ved=0CC4QFjAA&url=http%3A%2F%2Fxa.yimg.com%2Fkq%2Fgroups%2F24024298%2F850826200%2Fname%2FLa%2Bexpedici%25C3%25B3n%2Bde%2Bla%2BKonTiki.pdf&ei=SsSBU_6uEsjJ0QW6mIGICQ&usg=AFQjCNHUqyGoEqElj0_DXtU6yojmwmcM5w&bvm=bv.67720277,d.bGQ

La película:
http://www.youtube.com/watch?v=nn8vP6m2DzY

Información recogida en la red:
http://www.youtube.com/watch?v=ggqTOc4-fS4
http://www.historiasdelaciencia.com/?p=313 http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/elblogdesantiagogonzalez/2013/08/17/otras-naves-otros-naufragios-la-kon-tiki.html
http://laantiguabiblos.blogspot.com.es/2013/07/la-expedicion-de-la-kon-tiki-thor.html http://www.histarmar.com.ar/InfGral/ThorHeyerdahl.htm
http://www.terra.org/categorias/peliculas/kon-tiki-un-viaje-oceanico

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