Mediterráneo, Junio 2014
EOLO
Navegar
a vela, nuestra pasión, depende siempre del VIENTO. Y lo más
importante para cualquier navegante es aprender a reconocerlo,
valorarlo y saber como usarlo para sacarle el mayor rendimiento a las
velas que impulsan nuestro velero.
El viento es
el flujo de gases a
gran escala. En la Tierra es el movimiento en masa del aire en
la atmósfera en
movimiento horizontal. Günter D. Roth lo define como «la
compensación de las diferencias de presión
atmosférica entre
dos puntos.».
En
la civilización humana, el viento ha inspirado la mitología,
ha afectado a los acontecimientos históricos, ha extendido el
alcance del transporte,
y ha proporcionado una fuente
de energía para el trabajo mecánico, la electricidad y el ocio.
El viento ha impulsado los viajes de los veleros a
través de los océanos de la Tierra.
En
la mitología
griega,
los Anemoi (en griego
antiguo Άνεμοι,
‘vientos’) eran dioses del viento,
que se correspondían con los puntos
cardinales desde
los que venían sus respectivos vientos y que estaban relacionados
con las distintas estaciones y
estados meteorológicos. A veces eran representados como simples
ráfagas de viento y otras se les personificaba como hombres alados,
e incluso en ocasiones tomaban la forma de caballos encerrados
en los establos de su señor y gobernante, Eolo,
que residía en isla de Eolia, si
bien los demás dioses, especialmente Zeus,
ejercen poder sobre ellos. Según Hesíodo los
vientos beneficiosos: Noto, Bóreas, Argestes y Céfiro eran hijos
de Astreo
y Eos,
y los destructivos lo eran de Tifón.
Cuando
aprendemos a navegar, hay que empezar por reconocer el Viento para
poder orientar nuestra embarcación y las velas con el fin de llegar
a buen puerto. No es tarea fácil al principio, ya que esto supone un
cambio en nuestra orientación habitual. Navegando no existen
izquierda o derecha, y los puntos de referencia a los que estamos
habituados. en mitad del Mar, tampoco. Por ello hay que aprender a
orientarse de una forma diferente: teniendo como principal punto de
referencia al Dios EOLO, el Viento.
Tenemos
veletas para reconocer su dirección, anemómetros para medir su
intensidad, le pusimos nombres,
está la escala Beaufort para medir
su intensidad, los meteorólogos que se pasan horas haciendo sus
cálculos para preveer que Viento soplará mañana.... Pero en mitad
del Mar, cuando nos encontramos con lo que de verdad hay.... estás
tú, tu embarcación y sus velas, y el Viento.
Si
eres navegante, la relación con el Viento es maravillosa, mágica,
ya que hay momentos para todo...
A
mi personalmente, me encanta jugar con él... pero he tenido momentos
en que le he temido...amado...disfrutado...sufrido...
buscado...escapado de él... pero al final, como buen amigo....
siempre acabo pensando en lo agradecido que le estoy por la cantidad
de maravillosos momentos y aventurillas que hemos compartido.
Cazar
o amollar velas para aprovecharlo mejor.... ajustar el trimaje...
embolsar o aplanar vela... abrir o cerra baluma... jugar con la
posición del mástil, el twist de la vela, tensar o aflojar el
grátil de la vela, todas esas pericias de navegante para aprovechar
más y mejor la fuerza del viento... es, sencillamente apasionante.
Aquí
os dejo una serie de denominaciones según el gran navegante Antonio
de Ulloa, que me han parecido interesantes y curiosas para compartir con tod@s vosotr@s:
Vientos según su dirección
- viento por la proa es el que precisamente trae su dirección del mismo punto a que debe dirigirse el rumbo.
- el contrario es el que se le aproxima mucho o con la sola diferencia de una a tres cuartas en su dirección.
- de bolina, es el que sopla desde las seis a las ocho cuartas.
- el ancho, el largo y el abierto el que viene en dirección que forma con la del rumbo un ángulo mayor que el de las seis cuartas de la bolina. Cuando este ángulo es recto, se dice viento a la cuadra que en lo antiguo llamaban cuartelado y cuando solo le faltan dos o tres cuartas para coincidir con la quilla por la parte de popa se dice por la aleta o por el anca.
- el de a popa o en popa el que se aproxima mucho al de en popa cerrado que es el que sigue rigurosamente ia dirección de la quilla en el rumbo que hace la nave.
- el de travesía, que como se ve en esta voz adquiere su denominación relativamente a los parajes sobre que sopla.
Otras denominaciones
Tales
son, relativamente a su dirección:
- el viento a la estrella, que se dice muchas veces del norte
- viento a la mar, marero y de fuera, que es el que viene del lado de la mar con respecto a la tierra y equivale en los puertos o inmediaciones de ésta a la virazon.
- viento a la tierra o de tierra, al contrario, el que sale desde ella hacia la mar y equivale a terral.
- viento a fil de roda, que es lo mismo que por la proa o por el pico.
- viento puntero, que se llama así porque obliga a puntear y equivale a escaso.
- viento de revés que es el que repentina o accidentalmente hiere en las velas por la cara de proa.
- viento de bordada, el que permite hacer una bordada larga y ventajosa con relación al objeto del viaje.
- viento de través, es lo mismo que a la cuadra, no solo accidentalmente con respecto al costado del buque en alguna posición o maniobra momentánea sino también con relación al rumbo que éste sigue.
- viento en tantas cuartas, aquel cuya dirección forma con el rumbo a contar desde proa un ángulo del número de cuartas determinado.
- viento favorable, el que sopla en direcciones próximas a la derrota o forma con ella ángulos obtusos.
- viento de botalones, el largo o en popa de la calidad de los bonancibles que permite llevar las alas.
- viento franco, el que da lugar para seguir un rumbo determinado navegando en buena vela o sin necesidad de apuntar las bolinas.
- viento cerrado a tal rumbo, el que trae rigurosa o exactamente su dirección en el rumbo señalado, sin declinar un ápice a uno ni otro lado.
- viento variable, el que no fija su dirección o no guarda en ella ley alguna conocida. Entre éstos suele haber alguno tal que figuradamente se dice viento redondo porque parece que sopla de toda la redondez del horizonte.
- viento por el zenit, expresión figurada con que se significa una gran calma.
- vientos orientales y occidentales, los que proceden de la parte del oriente o de la del occidente.
Vientos según su fuerza
En
atención a su fuerza, y empezando a contar, según D. Antonio de
Ulloa, desde la calma muerta o chicha, se dice:
- solo calma, cuando se advierte de tiempo en tiempo algún ambientillo muy ligero
- vahajillo, cuando se nota un vientecillo muy flojo que no llega a la superficie del agua
- ventolina, cuando este vahajillo apunta por diversas partes sin fijarse en ninguna
- viento entablado, cuando se afirma por alguna parte
- viento fresco (que también se llama viento de todas velas, y por otro estilo viento de juanetes) cuando van las velas llenas y no gualdrapean
- ventarrón, cuando obliga a aferrarlas y a mantenerse con las dos mayores
- hay además viento aturbonado, viento a ráfagas, contrastes y huracanes.
Otras denominaciones
- viento calmoso, el muy flojo y que sopla con intermisión
- viento flojo, el de menos fuerza que el bonancible pero constantemente como él o no interrumpido como el calmoso.
- viento bonancible, el de fuerza moderada que permite llevar hasta las velas más menudas y al cual se dan también los nombres o calificaciones de suave, apacible, blando,benigno, fresquito, galeno o se indica lo propio con decir viento de sobrejuanetes
- viento hecho, el que también se dice entablado y seguro
- viento igual, seguido o llano, el que sopla con un mismo grado de fuerza constantemente y diferencia del desigual que es el designado por la expresión de viento a ráfagas oa rachas y que también se llama traidor, en su caso
- viento manejable, el más fuerte que el fresco pero que permite hacer cualquiera maniobra conveniente
- viento de tantos rizos, el frescachón cuyo grado de fuerza se indica con el número de rizos tomados a las gavias
- viento duro, el cascarrón y el ventarrón, que también suele significarse con la expresión de viento para una escuadra
- viento forzado, el que obliga a buscar abrigo o tomar un fondeadero a toda costa o hacer otra maniobra violenta en las circunstancias para separarse de algún peligro o evitarlo
- viento borrascoso, violento, tormentoso, impetuoso, deshecho, pesado, furioso, porfiado, temible, peligroso, etc. el temporal o el muy semejante a éste y que es llamado con todos estos nombres por varios autores y en la generalidad de los escritos antiguos y modernos, en los cuales se ven además equivocadas o usadas como equivalentes las voces de tiempo o temporal y viento en estos casos
Vientos según su localización
- vientos refutares, los generales y los periódicos
- viento particular, el que sopla en los mares donde su dirección no es constante.
-
También
se dice:
- viento de sol, al que se levanta o refresca con la salida y elevación de este astro sobre el horizonte y vuelve a caer o aflojar cuando se pone
- viento alto, el que corre con más fuerza o con otra dirección a cierta altura de la superficie del mar
- vierto bajo que cuando lo es notablemente se dice también rastrero, el que sopla desde la superficie del mar hasta una cierta altura con mayor fuerza y aun a veces en dirección diferente del alto
- viento liviano y sobreaguado, nombre que daba Sarmiento al que parece que corre por sobre la superficie del agua o tocándola muy poco de modo que aunque contrae la expresión a un ventarrón no levantaba mucha mar
- viento oscuro y viento claro, el ventarrón acompañado de cerrazón en el horizonte y en la atmósfera o sin esta circunstancia
- viento de un dedo, expresión que se usa familiarmente para ponderar la violencia e impetuosidad de un temporal. Con ella se manifiesta la dificultad o imposibilidad de asomar y mantener derecho un dedo por encima de la borda sin que lo doble o encorve el viento que en él choca.
- se dice viento negro al aquilón y hay autor que denomina vientos altanos a los que se levantan de tierra y corren al mar y vuelven al continente y dice que estos mismos, cuando se vuelven al mar, se llaman apogeos porque parten de la tierra.
Demos gracias a EOLO y sigamos disfrutando de su fuerza y sus caprichos divinos.
Ferran Martínez para Sailing Roots
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