lunes, 23 de junio de 2014

UN SUEÑO MARINERO

El otro día desperté con la sensación de haber estado días navegando. Era esa sensación de bienestar y cansancio que se mezclan y notas en el cuerpo. Las manos te duelen de tantas horas cazando, estibando y trimando velas, las piernas las notas pesadas de tanto aguantar ola tras ola. Pantocazo tras pantocazo. Es una sensación que hasta que no paras un momento, tu cuerpo no es consciente de ella. Como cuando tocas tierra después de días en el mar. Te sientes extraño. La cara te duele por la mezcla de sol y agua salada. Las partes del cuerpo que te quedan al descubierto se resecan por la sal y los cristales formados en tu piel, te duelen al secartelos con las manos ásperas. La mente se te ha cansado. Estás agotado física y psicológicamente. ¡Necesitas dormir! Pero no puedes. Te toca guardia. El mar no deja de pegaros por la aleta de estribor y cada ola que corremos, nos impulsa a planear. Es impensable dormir.... De repente, traslucha la vela sin querer. No entiendes que ocurre. Pero has de moverte porqué se te ha enganchado la mayor con la burda que tenias cazada y te estas llenando de agua por momentos. La mayor ya esta en el agua. Es imposible dormir con lo litros que tienes que achicar. El spi se te ha roto. No tienes vela para esta combinación de viento y ola. Que jodido es todo.

Al despertar con esta grata y a la vez incómoda sensación, no puedo evitar pensar en los marineros que en los siglos pasados navegaban meses y meses sin descanso, pasando temporal tras temporal y luchando contra enfermedades. No puedo dejar de pensar como ha evolucionado y cambiado la forma con la que los humanos nos relacionamos con el mar. Nos hemos inventado tejidos que nos aíslan de las condiciones extremas, hemos inventado materiales más resistentes y duraderos, hemos invertido en nuevos diseños en función de las necesidades (planeadores, ceñidores, casas flotantes, mansiones, amantes de lo clásico...). 
Lo curioso, sorprendente y a la vez apasionante, es que podemos investigar, aprender, diseñar o calcular todo lo que queramos, que al mar nunca le vamos a ganar!

Quien navega, sabe que cada día puede ser una aventura y que por la misma razón, cada vez que nos subimos a un barco tenemos que vivirlo como si fuese la última vez. Es la única manera de apreciar y absorber lo que en cada momento nos ofrecen la navegación y el mar!

Esto ha empezado como un sueño pero quiero acabarlo como un acto de fe. Mi fe en el mar, en mi y, en parte, en la suerte. Puesto que en el mar, hay que saber lo que se hace, hay que saber cuales son nuestras limitaciones y aceptarlas. Pero también hay que tener miedo y respeto al océano pues es la única manera de temerlo y respetarle como se merece!

Let's Go Sailing

Pol Quintana para Sailing Roots

PD: Que sensación ha de generar un pinchada de esta manera.


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