Quiero haceros un pequeño recorrido por el mundo de los récords a
vela y este trofeo, los resume a todos. No voy a hacer toda una lista de las
distintas modalidades de récords que se han ido sucediendo a lo largo de la
historia. Simplemente quiero hacer una reflexión de lo que representa en este
caso, el Trofeo Julio Verne.
Por si alguno/a no lo sabe, este trofeo no se
trata de una regata, que como es habitual en el mundo de la vela oceánica, se
celebre cada 4 o 2 años. Realmente es otra idea. Se trata de una circunnavegación
de oeste a este, en el momento que uno (o unos) quieran y en menos de 80 días
(siguiendo la idea de Julio Verne en hacer la vuelta al mundo en 80 días
plasmada en la novela La vuelta al mundoen ochenta días). Simplemente hay que pagar la inscripción y cumplir las
normas que la organización ha establecido:
1.- La embarcación solo puede desplazarse
mediante la fuerza del viento y la de la tripulación.
2.- No hay límite en la tripulación
3.- La vuelta al mundo es sin parar y sin
ayuda externa
4.- Se deben de respetar las normas de
seguridad.
La idea de este trofeo, vino de la mano de Yves Le Cornec pero no se establecieron las normas hasta 1990. Para ello se creó
el Consejo Mundial del Récord
de Velocidad a Vela o (World Sailing Speed Record Council). En este, formaron parte: Peter Blake, Florence Arthaud, Jean
François Coste, Yvon Fauconnier, Gabrie Guilly, Robin Knox-Johnston, TitouanLamazou, Yves Le Cornec, Bruno Peyron, Olivier de Kersauson y Didier Ragot.
La línea de salida está establecida entre el faro
de Créac'h, en la isla de Ouessant (Francia), y el faro de Lizard, en el Reino
Unido.
La verdad es que lo curioso es el trofeo. Este,
está expuesto en el Museo Nacional de la Marina en París y está patrocinado por
el Ministerio de Cultura Francés. Cuando leí este dato, la verdad es que me di
cuenta (una vez más) de las grandes distancias que hay entre un país y otro.
Cuando vi, que el propio ministerio había pagado el trofeo (obra del arquitecto
americano Thomas Shannon), me di cuenta
del significado simbólico que ello tiene en el mundo de la vela. No se trata de
una aportación económica, sino que se trata del apoyo de una sociedad a un
deporte. Y es que además, solo hace falta ver los atrevidos que han intentado y
han batido el récord (que por cierto, ostenta Loïck Peyron con el trimarán Banque Populaire, en la friolera cifra de 45 días, 13 horas, 42 minutos y 53
segundos. Conseguido en 2012). De 8 récords conseguidos, 7 han sido de la mano
de franceses. El récord restante, fue a manos de Robin Knox-Johnston y Peter
Blake (Inglés y Neozelandés respectivamente).
Como ya he ido apuntando en los últimos
artículos que he ido escribiendo (véase: Barcelona World Race: ¿3 ediciones más? o Barcelona World Race: El Futuro), la cultura de la vela, lleva a más
cultura. La cultura y la tradición, hacen que en unos lugares u en otros se
practiquen unos u otros deportes, al igual que ocurre con infinidad de otras
cosas. Lo que pasa es que todo esto hace que la sociedad tenga, en este caso la
vela, muchísimo más integrada en el día a día y entiendan la importancia que
tiene embarcarse en hacer una MiniTransat, la Route du Rhum o la Vendée Globe. Son
hazañas impresionantes que vistas desde fuera, sin tener ni idea de navegar,
tendrían que ser reconocidas como tal. Si viviéramos en una cultura volcada al
mar, como la francesa, la inglesa o la de los países del norte de Europa,
tendríamos una industria alrededor de este sector. Pero para que eso pase,
primero, tenemos que tener unas instituciones y una voluntad política para que
esto ocurra. La verdad es que puede que se me critique las ganas de imponer
algo que, culturalmente, no tenemos. Pero lo que no acabo de entender es como
un país como el nuestro, que si algo tenemos es mar, no vive de cara a este.
Solo vivimos de cara a las playas. Vivimos de cara a la cultura del sol, la
sangría y los pelotazos inmobiliarios.
Señoras y señores, me propongo mejorar la imagen de este deporte e
intentar hacer de este, algo cada vez más conocido, respetado y practicado.
Esta es mi voluntad y mi granito de arena para este blog.
Estamos en camino pero nos quedan muchas millas por delante.
Amigos y amigas, Let’s Go Sailing
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